El dolor del fracaso,
incluso el llanto.
Cae una lluvia fina
en Buenos Aires.
Es otoño
y la lluvia
demorada y fría.
La vecina zona de la fantasía
-donde construyen veranos e inviernos -
toca la casa.
Es una mañana de nostalgia
por el perdido amor.
Hay un miedo presente y perturbador:
es la lluvia pertinaz, el cielo oscuro, el ruido del agua.
Me pregunto
¿Acaso es posible
constituir la felicidad desde la tristeza?
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