Recientemente
el Congreso de la Nación Argentina sancionó
la ley 25844, que instituye el día 13 de noviembre
como el “día del pensamiento nacional”
en homenaje al nacimiento del escritor y pensador Arturo
Jauretche.
Últimamente se ha demostrado que Latinoamérica
es parte de la esperanza que emerge contra el pensamiento
único. De los movimientos populares a los discursos
de intelectuales contrahegemónicos, vivimos en un
espacio de grandes cambios: físicos, políticos,
culturales, sociales y, por supuesto, literarios.
Tiempos de transformaciones, ansias de que otro mundo
sea posible.
Argentina siempre se ha destacado por ser parte del semillero
cultural latinoamericano, ha parido a grandes pensadores,
entrenados escritores y agudos críticos de la realidad.
Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Mariano Moreno,
Alfonsina Storni, Juan Bautista Alberdi, Domingo F. Sarmiento,
Esteban Echeverría, José Hernández,
Almafuerte, Buenaventura Luna, Nicolás Avellaneda,
Carlos Guido y Spano, Manuel Mujica Láinez, Estanislao
del Campo, Güiraldes, Lucio V. Mansilla, Julio Cortazar,
María Esther de Miguel, Tomás Guido, Florentino
Ameghino, Roque Sáenz Peña, María Rosa
Lojo, Miguel Cané, Adolfo Bioy Casares, Silvina y
Victoria Ocampo, Rogelio Díaz Costa, Jorge Luis Borges,
Ernesto Sábato, Fermín Chávez, Scalabrini
Ortiz, Tomás Eloy Martínez, Arturo Jauretche,
Javier Daulte, Alcira Argumedo, Eric Calcagno, Roberto Arlt,
Gustavo Cirigliano, Beatriz Sarlo, Guillermo Martínez,
Abel Posse, Alejandra Pizarnik, Leopoldo Marechal, Alejandro
Dolina, Juan José Saer… y muchos otros.
Desde Maneras de Bien Soñar hemos preferido siempre
rescatar del olvido y, a la vez, señalar autores
contemporáneos que vale la pena leer.
Pecando de injustos, pero sin otra posibilidad, hemos
elegido a Juana Manuela Gorriti, Enrique Santos
Discepolo, Ángel Núñez y Manuel Peyrou
para ilustrar la presente edición dedicada
a la literatura Argentina.
Juana Manuela Gorriti. Temperamento independiente,
sostenido a fuerza de talento e imaginación. Nacida
en la provincia de Salta el 15 de junio de 1819, su vida
no fue fácil; realizó sus primeros estudios
en el convento de las monjas Salesas de su provincia natal
y pasó luego a La Paz donde había de encontrar
refugio la familia desterrada. Se casó allí
con don Manuel Isidoro Belzú, caudillo militar de
Bolivia que llegó a ser presidente del país,
quien murió asesinado a raíz de una de las
tantas revoluciones que dirigiera. Doña Manuela tuvo
que separarse de su marido desafiando los más estrechos
prejuicios y, haciendo gala de una entereza a toda prueba,
marchó a Lima con sus hijos a rehacer su vida. Allí
debió luchar dedicándose a la enseñanza
hasta que logró labrarse cierta posición,
a la par que renombre literario y un escogido círculo
de amigos entre los más destacados intelectuales
del Perú.
Llamada por los amigos y admiradores resuelve volver al
país y llega a Buenos Aires en 1884. Se la recibió
con gran cariño, siguió escribiendo y editó
la mayor parte de sus libros. Rodeada por otras hermanas
en las letras y los hombres más conspicuos, transcurren
aquí plácidamente sus últimos años
hasta que muere el 6 de noviembre de 1892.
De ella nos queda también “Un oasis en la
vida”. El texto publicado en 1888 por la compañía
de seguros “La Buenos Aires” es un libro raro
para su época, anuncia el “sustrato económico
de una escritura moderna”. Posee un lenguaje plagado
de marcas, es una verdadera ficción publicitaria.
Gorriti logra rescatar el impacto del mercado sobre la oralidad
y sobre la lengua. La publicidad invade el espacio urbano
y literario. Hoy, más que nunca el Oasis del amor,
en medio de la vorágine del mercado es más
que adorable, imprescindible. El argumento: Mauricio Ridel,
el protagonista, quien trabaja en la redacción de
un diario (escenario poco frecuente en las novelas del 1800).
Desterrado, primero a París, luego a un encierro
interno que culmina con el confinamiento en una habitación.
El de Mauricio termina siendo un viaje interno en el que
descubre el amor y las cosas esenciales de la vida. El afecto,
las promesas, el arrojo, el deber y el ahorro son algunas
de las virtudes que atraviesa Ridel a lo largo de la historia.
Ángel Núñez. El
poeta y crítico literario Angel Núñez
nació en Buenos Aires en 1939. Cultor del pensamiento
nacional, es un escritor comprometido con las realidades
sociales y políticas. Desde fines de los años
sesenta, viene desarrollando un coherente trabajo en el
doble terreno de la poesía y la crítica literaria.
–Decía Jorge Lafforgue con respecto a su obra
poética- "El amor como Abgrund y absolución,
el lugar como trabajo y la nación como territorio
e historia: estos tres grandes temas recorren el discurso
poético de Ángel Núñez y le
dan solidez y hermosura".
En cuanto a la labor crítica se inicia con una
indagatoria de la narrativa arltiana y se valida con sustantivos
aportes sobre tres textos clave: Martín Fierro; Adán
Buenosayres, de Leopoldo Marechal, y O Guesa, el poema épico
de Souzandrade.
Enrique Santos Discepolo. Nuestro querido
discepolín, quien pusiera letra al pensamiento popular
y se inmortalizara con tangos como “quevachaché”,
“esta noche me emborracho”, “yira yira”,
“el choclo”, “uno”, “cafetín
de buenos aires”, “alma de bandoneón”.
Nacido el 27 de marzo de 1901 este poeta, compositor,
actor y autor teatral, escribe un tango emblemático:
Cambalache, como escenario del azar insolente, de la confusión
de valores y la desacralización. El español
Camilo José Cela lo incluyó entre sus poetas
populares preferidos.
Manuel Peyrou. Escritor que desarrolló
en toda su plenitud el género policial con obras
como “la espada dormida”, “el estruendo
de las rosas”, “el collar”, entre otras,
género que sirvió de experimentación
a la literatura latinoamericana. Nacido en San Nicolás
de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, este escritor
y periodista fue olvidado a la sombra de Borges, de quien
era amigo, y es por eso que hoy queremos rendirle un homenaje
ofreciéndoles una de sus obras. |